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- Angy Kno
- 3 feb 2023
- 1 Min. de lectura
¿Qué te voy a decir yo, que también he estado con el pecho dormido, ebria de indolencia y, caramelo tras caramelo, cada vez más tranquila, pero con menos dentro?
¿Qué puedo aportar a la causa, si perfectamente, la causa podría ser yo si me tiraras mínimamente de la lengua?
¿Qué esperar de mí, si me has dejado helada desde la primera sentencia y
de una patada en la tragadera me has enviado de vuelta al peor de todos los recuerdos?
Por mucho que te alivie tener un espejo por un rato, esa no debería ser mi función ahora.
Por una vez me gustaría ser esa casi irritante figura que se reiteraría en lo bella y preciada que es tu existencia.
Pero siento que hoy el pavor me ha convertido en la peor aliada.
Aun así, estoy tomando lecciones.
Me estoy preparando para intentar evitar que tú no tengas que prepararte para nada que no sea justo.
A tiro de piedra, o no, siempre contigo.
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